Cuando los niños logran descubrir y asentar una formación ética y moral firme y de
principios, deben estar basados en la responsabilidad, la tolerancia, el respeto a la dignidad humana y la justicia. En fin, saber distinguir lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto de sus
propios actos. Entonces y solo entonces se considera que han interiorizado un conjunto de pautas y patrones morales.